Un 8 de diciembre de 2010, un incendio en la cárcel de
San Miguel ubicada en Santiago dejó 81 reos muertos y 16 heridos.
La tragedia se produjo por una fuerte pelea entre dos
bandas rivales del recinto, que fue originada por querer expulsar a uno de los
internos del lugar donde dormía. Uno de los reos utilizó un lanzallamas, lo que
produjo que se encendieran elementos inflamables dentro del edificio.
Según testigos dentro del penal, horas antes de que
comenzara el incendio se produjeron variadas peleas. Además se dio la
información de que cuatro funcionarios estaban a cargo de la seguridad del
edificio y que entre ocho y diez funcionarios actuaron para salvar a los reos.
Las primeras informaciones de la salud de los reos fue que
la mayoría presentaba problemas al respirar y tenías quemaduras faciales.
El recinto, al momento del incendio, era habitado por
1961 reos, siendo este preparado para albergar solo 1100.
Un informe que entregó el ministro de salud, Jaime
Mañalich, señala que en la torre donde ocurrió la tragedia habitaban un total
de 484 reos, de todos los niveles de compromiso delictual. Concluyendo en este
informe, se dijo que el lugar era sucio, húmedo y maloliente, además de la poca
disciplina por parte de la guardia para establecer orden en el penal.
Seis días después del incendio, se da a conocer los
nombres de los 81 reos que murieron, y los 16 heridos fueron trasladados al
Hospital Penal para continuar con su recuperación.
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