El día 4 de abril del año 2005, alrededor de 400 jóvenes
conscriptos ingresaron al Regimiento Reforzado nº 17 “Los Ángeles” del Ejército
de Chile, ubicado en la ciudad de Los Ángeles, con el propósito de cumplir el servicio
militar obligatorio para todos los hombres mayores de 18 años.
Como de costumbre el día 17 de mayo de 2005 tres compañías
del regimiento partieron a realizar ejercicios de preparación a la zona
cordillerana de Antuco, al interior de Los Ángeles. Un frente de mal tiempo
afectó a la zona, provocando nevazón y descenso en las temperaturas.
A pesar de esto, los soldados lograron llegar al refugio Los
Barros que está localizado al nororiente del macizo volcánico. La mayoría de
ellos no contaban con la vestimenta necesaria para enfrentar éstas temperaturas
(bajo los -10ºC), pero el comandante habría insistido igual en desarrollar la
marcha con otras dos compañías al día siguiente. En el recinto se quedaron 112
soldados, ya que al día subsiguiente (19 de mayo) les tocaba marchar, mientras
los que marchaban iban cayendo en medio de la tormenta de nieve. Se encontraron
cadáveres tratando de refugiarse y otros tendidos de espaldas, falleciendo
congelados en el lugar.
No habrían tardado más de dos o tres horas en morir
congelados, según lo que revelaron las autopsias.
Tras haberse conocido la noticia se inició inmediatamente la
búsqueda de los soldados con vida y de los cuerpos de los fallecidos. Alguno de
los cuerpos fueron encontrados a más de cuatro metros bajo la nieve, por lo
tanto tuvieron que utilizar servicios satelitales para ubicarlos. Hasta el 6 de
julio de aquél año se extendió la búsqueda, en esa fecha fue encontrado y
desenterrado el último cadáver.
El total de los fallecidos fue de 44 soldados
conscriptos y un sargento que era cocinero.